El Tratado de Svalbard, firmado en París el 9 de febrero de 1920, es un tratado multilateral que reconoce la soberanía de Noruega sobre el archipiélago de Svalbard y sus aguas territoriales, pero garantiza que las empresas nacionales de todos los Estados contratantes se benefician de igualdad de derechos en el acceso a los recursos naturales de la región (en especial a la minería del carbón). El Tratado permite a Noruega regular la explotación y tomar las medidas de protección ambiental necesarias, pero impide cualquier discriminación positiva a favor de sus empresas nacionales o de empresas noruegas. El tratado prohíbe la construcción de cualquier tipo de fortificación militar o base militar, así como el uso de las islas con propósitos bélicos. [1][2]