Se llama yelmo, palabra de origen germánico helm,[1] al elemento de la armadura que protege la cabeza y el rostro del guerrero. Tuvo su momento cumbre en la Baja Edad Media cuando llegaron a ser piezas importantes de la armadura medieval, posteriormente se siguieron utilizando en desfiles, paradas militares y torneos deportivos en pos de seguridad. Actualmente se fabrican para armaduras con fines ornamentales y decorativos; pese a que su función la siguen realizando cascos deportivos y para unidades antidisturbios.