En la mitología griega, Hades (en griego antiguo ᾍδης [Hādēs], en homérico y jónico Ἅιδης [Hāidēs] o Ἀΐδης [Aïdēs]; dórico Ἀΐδας [Aidas]; también Aidoneo o Edoneo Ἀϊδωνεύς [Aïdōneús]; diferentes nombres que hacen referencia a ‘el invisible’; en griego moderno Άδης; en latín Hades) alude tanto al antiguo inframundo griego como al dios de éste. La palabra hacía referencia en Homero sólo al dios y el genitivo Αἱδού [Haidú], que era una elisión para designar ubicación: ‘la casa/dominio de Hades’. Finalmente, también el nominativo llegó a designar la morada de los muertos.
«De Hades se dice que enseñó las normas relativas a los entierros y a los funerales y la manera de honrar a los muertos, respecto a lo cual en la época anterior no se tenía ningún cuidado. Por esto la tradición nos ha transmitido que es el dios de los muertos, porque desde antiguo se le ha asignado el gobierno y el cuidado de ellos».[1]
Hades es el cuarto hijo de Cronos y Rea y el mayor de los varones; Homero nos dice que los tres hermanos (Hades, Poseidón y Zeus) echaron a suertes el dominio de las tres partes del universo: «tocáronle a Hades las tinieblas sombrías», pero la tierra y el alto Olimpo son propiedad común.[2] Hesíodo dice que tras el final de la Titanomaquia los dioses vencedores, por indicación de Gea, animaron a Zeus para que fuera el soberano de los dioses olímpicos, y al primogénito de los Cronidas lo denomina como «Hades, señor de los muertos que habitan bajo la tierra».[3]
Sobre el s. V los griegos también se referían a Hades como Pluto o Plutón[4] (en griego antiguo Πλούτων, genitivo Πλούτωνος, ‘el rico’), nombre que los romanos latinizaron como Pluto, Plutonis (que en español se escribe de igual manera, Plutón). Incluso algún autor lo denomina como Zeus ctonio o Zeus infernal (Ζεὺς καταχθόνιος, en el sentido de ‘rey del mundo ctónico’).[5] Los antiguos romanos asociaron también a Hades con sus propias deidades ctónicas, como Dis Pater u Orco, y el dios etrusco equivalente era Aita.
El término «hades» en la teología cristiana (y en el Nuevo Testamento) es paralelo al concepto espiritual hebreo sheol "receptáculo de las almas", muy diferente al concepto material heb. kever, ‘tumba’ o ‘pozo de suciedad’. Sheol (en el Tanakh hebreo antiguo) o Hades (en el NT griego koiné) aludiría entonces a la morada de los muertos, i. e., nefesh (psyches) de las personas sin cuerpos materiales. El concepto cristiano latino eclesiástico de infierno toma su traducción equivalente del griego Hades y del hebreo Sheol, el cual se dividía en 2 departamentos antes de la llegada de Jesucristo: Seno de Abraham y Lugar de Tormento. Así también, se hace mención al Tártaro, una parte profunda y sombría del Hades usada como mazmorra de tormento y sufrimiento de los ángeles caídos.